lunes, 23 de abril de 2012

Ejiri

La primera "japonesada" que pinté está sacada de una estampa, Ejiri, que forma parte de una serie dedicada a las Cincuenta y tres estaciones de la ruta Tokaido, obra de colaboración entre Hirosigue Utagawa y Kunisada Utagawa.



En el original, datado en 1854, se plasma la estación de Ejiri, con el monte Fuji visto desde la playa de Miho-no-Matsubara. La figura que ocupa la parte superior del grabado representa la escena de una leyenda: una doncella de origen celestial había dejado olvidado en la rama de un pino su bellísimo manto de plumas; el pescador que lo encontró, ante las lágrimas y requerimiento hechos por la dama -que no podía volver al cielo sin su manto-, se comprometió a devolvérselo con la condición de que bailara para él. El momento representado es el del regreso de la doncella con el manto al cielo.


El mismo Hirosigue, en otra vista que hizo de la estación de Ejiri para una serie semejante de la ruta de Tokaido, eligió la misma escena legendaria, pero con una composición diferente.




domingo, 22 de abril de 2012

Ukiyo-e

El Ukiyo-e es una manifestación artística nacida en Japón en el período Edo y que abarca el gobierno de la dinastía Tokugawa (1603-1867). Esta etapa de la historia japonesa se caracterizó por un férreo control por parte del shogunato o bakufu –gobierno militar establecido en Japón desde el siglo XII a la restauración Meiji de 1868- de los distintos estamentos de la sociedad; por el aislamiento hacia el resto del mundo –fronteras cerradas, sin posibilidad de salir al extranjero o de que los foráneos entrasen; un único puerto comercial en Nagasaki-; y por un aumento de la población, gran desarrollo de la burguesía y florecimiento urbano.


En el seno de esta sociedad, que vivía momentos de relativa paz y calma,  afloró con fuerza una clase de comerciantes, artesanos y artistas que comenzaron a escribir historias cortas y novelas ilustradas con imágenes, los ehon. Por su parte, aquella burguesía adinerada, se sentía profundamente frustrada en el estado casi policial en que se vivía, por lo que se generó la cultura Ukiyo o “del mundo que flota, del momento que pasa”: ante el carácter efímero e ilusorio de la existencia, se busca ante todo dejarse llevar por la vida, gozar del presente y disfrutar de los placeres que estuvieran a mano. De este mundo el arte de la xilografía tomó su nombre y carácter, Ukiyo-e, o lo que es lo mismo, “imágenes del mundo flotante”. 


El Ukiyo-e se utilizó en principio como ilustración, pero pronto se convirtió por sí mismo en obra de arte independiente que, impresa en una sola página, se podía fácilmente enmarcar, haciéndose accesible a un amplísimo número de personas.


Los ukiyo-e presentan gran diversidad de motivos: los yakusha-e o retratos de actores del kabuki –una de las formas del teatro clásico japonés–; los bijinga-e o estampas de mujeres bellas –cortesanas de los baños de placer-; los shun-ga, representaciones eróticas; los sumo-e, escenas de luchadores de Sumo; los munsha-e, escenas de guerra y samuráis; los kachoga-e o estudios de la naturaleza; los fukeiga o estampas de paisajes; escenas costumbristas, cómicas, literarias y legendarias, etc.


Para los ukiyo-e se utilizaba un tipo de papel tradicional denominado kôzo, fabricado con fibra de morera; los formatos utilizados principalmente son ôban (33x14 cm) y chûban (18x25 cm). Si en principio las escenas eran en blanco y negro, posteriormente se aplicaron algunos colores de forma manual, hasta que en 1764 se inventa la estampa polícroma con grandes tiradas de ejemplares, los nishiki-e. Productos de la colaboración de varios especialistas, el artista dibujaba las estampas, el grabador trasladaba el dibujo a madera, el impresor entintaba y colocaba el papel y el editor financiaba la edición.


 En cuanto a su estilo, predomina el dibujo lineal: líneas, claras y precisas, delimitan formas elegantes y colores. Estos suelen ser planos, aunque en ocasiones aparecen degradados; su tonalidad varía según la época -suaves en origen, a lo largo del siglo XIX se irán haciendo más vivos-. Las composiciones son armónicas, asimétricas, con objetos y figuras que se desbordan de los márgenes. En ocasiones las figuras se realizan sobre fondos neutros o directamente sobre el papel y cuando se introduce el paisaje, la sensación de profundidad se obtiene a través de la reducción del tamaño hacia el fondo, la perspectiva y la gradación de tonos. El texto también es importante: poemas, títulos y sellos informan sobre el contenido de la estampa. La serenidad y belleza es su nota principal.

miércoles, 18 de abril de 2012

El origen


Recuerdo desde muy pequeño la presencia de este cuadro en el pasillo de la entrada de mi casa. Fue un regalo que hicieron a mis padres unos amigos que habían estado en Japón. Ya entonces llamó mi atención. No me preguntéis por qué. Es una atracción misteriosa que se ha mantenido a lo largo de los años y que finalmente me ha llevado a pintar cuadros de tamaño reducido copiados o inspirados en antiguas estampas japonesas


A diferencia de algunos de los cuadros que he pintado, este, además de estar realizado en seda, no destaca por su gran colorido, brillantez o expresividad. Es muy sencillo, con predominio de  tonalidades suaves..., pero tiene un no se qué...algo misterioso, tan simple...